Entre finas, blancas plumas escondida
Vive una criatura ignominiosa y repugnante
Roba la sangre del huésped, absorbe de forma aguerrida
Con largas patas velludas y una trompa flagelante.
En cinco días, en cinco noches te reduce a tu sombra.
Bebe con la fruición y la gula propia de su estirpe parasitaria.
Al poco tiempo, se mira con ojos vagos y sin ver a quien te busca y te nombra
Y en corto tiempo se transforma uno en la traición de una plegaria.
¿No sería mejor, mi amada, que clavara una lanza en tu corazón?
No quiero que te desvanezcas como un espectro drenado y anciano...
Dime ahora si es esto lo que prefieres, antes de que te drenen la razón.
No dejes que los vientos del crucifijo soplen en mis oídos "ha sido todo en vano".
Saber que una criatura tan insignificante vive de la sangre que te mantiene caliente.
Si un doctor no encuentra causa al síntoma, queda sin explicación.
¿Son ciegos, acaso, y no ven las gotas rojas sobre el almohadón que denotan presencia evidente?
Si no encuentro respuesta en tus ojos fríos, quedaré ya sin más de vivir la intención.
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EVALUACIÓN
ResponderEliminarBuen texto lírico. Se agradece la incursión en este terreno tan poco visitado por los jóvenes.
NOTA: 7.0